El hotel estaba en ruinas, a Alex no le sorprendía que ya nadie pasara por aquella carretera, tan solo era un edificio que había sido cogido por la naturaleza y que en vez de un hotel parecía un jardín botánico.

La torre seguía intacta a pesar de los diversos atentados ocurridos en el último mes, el símbolo seguía en pie y brillando con increíble majestuosidad.

El desierto jamas le pareció tan hermoso como aquella noche.

Nunca pensé que fuera a añorar tanto las lentejas de mi madre.Hacia cerca de dos años que me había ido al extranjero a servir al país. Seguramente estaréis pensando que esta es la última voluntad de un soldado moribundo tendido en el campo de batalla; un plato de lentejas.Aunque si me las ofrecieran no las rechazaría.Escribo esto...

Calor, hacía mucho calor en aquel lugar helado.

Encima del edificio se podía ver todo el pueblo, y a lo lejos, el bosque que rodeaba al mismo; "El bosque de la muerte." Ese fue el nombre que se le puso a el bosque, la razón era muy simple, los habitantes que en el pueblo residían, utilizaban la madera de los árboles del bosque para fabricar ataúdes.

Fuera a donde fuera el ruido de la multitud siempre la atormentaba, estaba rodeada de gente enferma, algunas incluso se estaban muriendo.