Desierto

17.03.2017

El desierto jamas le pareció tan hermoso como aquella noche.

Llevaba cerca de cuatro días caminando sin rumbo por el desierto, sin ninguna razón en particular. Tan solo disfrutando de la inmortalidad que le proporcionaba el desierto, disfrutando la sensación de la arena en sus pies descalzos, tan solo preocupándose de no caerse de un montículo de arena.

Mientras caminaba podía sentir como la daga que llevaba para protegerse se clavaba contra su muslo. Cada vez que sentía la presión de ella contra su pierna recordaba quien era, y como la habían tratado. Recordaba el poder que albergaba en su interior, y cada vez que lo hacia su orgullo crecía mas.

Ya era hora de emprender su camino hacia el aquelarre, debía ver a sus hermanas. Era el momento de empezar el ritual anual.

Aquel ritual era algo que hacían para conectar con la naturaleza, siempre lo celebraban en medio del desierto, para conectar con las dunas, con el oasis, con la arena.

Paso a paso, podía escuchar los susurro de sus hermanas cerca de ella, se estaba acercando a el aquelarre; la estaban llamando, estaban reclamando su presencia, querían que estuviera a su lado y la necesitaban. Y ella las necesitaba.

"Calis"



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