Silencio

Fuera a donde fuera el ruido de la multitud siempre la atormentaba, estaba rodeada de gente enferma, algunas incluso se estaban muriendo.

Aquel campamento estaba lleno de personas, cada cual en peor estado.

Con tanta gente a Shria se le hacía imposible dormir, ya había perdido la cuenta de cuantas noches había pasado despierta ayudando a los heridos o simplemente mirando el techo de su tienda.

Los llantos de los bebes, de las personas que estaban muriendo, y de los que habían perdido a alguien estaban por todo el lugar. Todas y cada una de las palabras que decían allí se quedaban grabadas en la mente de Shria.

Simplemente no aguantaba mucho más, la presión era demasiado grande, el hecho de tener que salvar la vida de alguien era muy pesada, sobretodo sabiendo que había una familia al otro lado de la tienda que estaba esperando que esa persona volviera junto a ellos. Aunque aquello no era lo peor, si aquella persona moría, el cargo de conciencia era mucho peor. El tener que decirle a la familia que habían perdido a aquella persona amada la destrozaba por dentro.

Igualmente, pronto aquella incertidumbre iba a cambiar. Iban a enviar ayuda.

...

Iban a enviarla.

Debían haberla enviado.

Muy en su interior Shria debería estar agradecida, no había ningún sonido a su alrededor.

Tan solo silencio.