Caos

16.03.2017

Calor, hacía mucho calor en aquel lugar helado.

Tenía los ojos vendados. ¿Quién era?

¿Sabrina, Raúl, Reyna? Habían millones de nombres en el mundo, no podría saberlo.

¿Qué era? ¿Una mujer, un hombre?

Ni idea.

Su piel abrasaba, se estaba quemando, eso lo sabía.

Había algo raro, no escuchaba el crepitar de las llamas que supuestamente quemaban su cuerpo. Pero lo que si escuchaba era el viento y sentía cosas frías chocar contra él.

¿Estaba en medio de una ventisca de nieve? ¿Y el fuego? ¿Dónde estaba?

No las oía, pero "eso" sabía que las llamas estaban ahí, las sentía.

¿Cómo podía ser entonces? La nieve y el fuego se repelían en el universo que recordaba. Cada ecosistema estaba separado, los elementos no podían tocarse entre ellos.

No estaba en su universo, ¿Cómo afectaba aquello a su cuerpo?

¿Tenía uno? No. "Eso" no recordaba tener un cuerpo.

Luz, luz. Eso era lo que recordaba, aquellas llamas que lo abrasaban era lo que le reconfortaba.

"Eso" era el fuego.

Bien, había avanzado, había descubierto que estaba hecho fuego. ¿Pero porque estaba en contacto con la nieve?

Pero algo estaba mal, el calor, el frió, ambos subían cada vez más. Tenía que salir de allí, tenía que recuperar su calor.

Se incorporó, al parecer tenia piernas, y podía sentir unos brazos a los lados de su "cuerpo".

Se sentía ligero, mucho. Pero pesaba, su cuerpo pesaba demasiado, más bien eran sus piernas las que no eran capaces de aguantar el peso de su cuerpo, como si nunca hubieran tenido que hacerlo.

Su cuerpo abrasaba cada vez más, empezaba a sentir el frió en el cuerpo, y la fría nieve lo quemaba más que su propio fuego.

Sus pies se hundían en la nieve, no llevaba zapatos.

Ropa llevaba, podía notarla encima del calor, por lo menos tenía algo que le protegiera cuando todo su fuego se extinguiera.

Y entonces, se hizo la luz, la luz lo cegó, blanca, pura, hermosa.

Había supuesto bien, se encontraba en medio de la nieve, aunque la ventisca ya estaba amainando.

Veía como cuerpos caían del cielo justo con la nieve. Aquellos cuerpos llevaban cosas negras a sus espaldas. ¿Qué era aquello?

La "cosa" se llevó lo que parecía ser una mano a la espalda, no había nada. Suspiro aliviado, aunque sintió como una profunda tristeza lo inundaba al descubrir su vacía espalda.

Solo entonces se dio cuenta de la otra cosa que caía del cielo; plumas, blancas, negras y grises. ¿Qué hacían allí? La "cosa" tenía que ver lo que estaba pasando.

Subió la montaña de nieve que tenía delante para ver mejor lo que pasaba. Y cuando lo vio, deseo haber estado ciego.

Los cuerpos se amontonaban en la nieve, aquellas criaturas aladas estaban tiradas, y a algunos las cosas negras les desaparecían de la espalda.

La cosa se acercó a uno de ellos y reconoció el calor que el mismo emanaba. ¿Era el acaso uno de ellos? ¿Una criatura alada? Pero, ¿y sus alas?

No le hizo falta una respuesta, cuando todos sus recuerdos volvieron.

Era un ángel. Pero sus alas blancas se habían vuelto negras, como aquellas que desaparecían de las espaldas de las criaturas y habían desaparecido de su espalda. Había caído del cielo, él y los otros ángeles. Estaba claro.

Ángeles Caídos.

El cáos estaba cerca.

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