Medusa
Y se preguntó a sí misma, mientras la espada de Perseo tocaba su cuello, ¿cómo había acabado allí?
Hasta entonces; permiteme enseñarte los míos: -Calis
Y se preguntó a sí misma, mientras la espada de Perseo tocaba su cuello, ¿cómo había acabado allí?
Una espada, le habían ordenado a hacer una espada. Aquello no era raro, era uno de los mejores herreros de la región después de todo, el problema era el tipo de espada que quería aquella mujer.
No tenía ningún recuerdo anterior a las luces cegadoras y a las chispas volando a su alrededor. Lo primero que recordaba eran criaturas altas y de aspecto extraño rodeándola y mirándola fijamente. No recordaba a su madre, nunca la había visto, podría haber sido cualquiera de las mujeres que estaban en las otras celdas. Había sido amamantada por...
Sus plumas necesitaban volar, se lo pedían con fuerza, a pesar de que eran inexistentes.
Se decía que llevaba cerca de diez años encerrada en la torre con la única compañía de aquel dragón, ¿Por qué debía odiarlo? ¿Por qué debía temerle? No fue culpa del dragón que ella acabara en aquella torre, así que no tenia ningun motivo por el que odiar a la criatura. Y su apariencia no era razón suficiente como para...
A pesar de encontrarse en el interior del coche y de que ninguna de las ventanas estaba abierta la madre podía sentir un vientecillo en sus mejillas sonrosadas mientras respiraba de forma errática. Podía sentir cada bache en el camino que su marido estaba siguiendo, y aun asi no sabia en que lugar de la carretera se encontraban y cuanto...
Se preguntaba si iba a poder sobrevivir a aquello, sí podría ver otra vez la luz del sol de su época o de alguna otra. ¿Que podría hacer ella en aquel momento? Se encontraba sola en aquella cueva abandonada, y no tenia nada mas que un cuchillo oxidado y unas gasas mohosas. No sabia cuanto tiempo había pasado desde que...
No había habido lluvias en los últimos días de aquel mes.
Debía cambiar su lacrimatorio.
Me siento raro escribiendo una carta a algo que no tiene unas manos que cogerla ni unos ojos que leerla, pero por que puedas comprender lo que yo siento me basta.